El viernes es sábatico para mi. Aún así, tengo ganas de describir mi día. Anoche soñé varias cosas, entre ellas esto:

Salí de mi cuarto, y en el pasillo me encontré a un vagabundo. Le dio vergüenza que lo encontrara ahí. Sabía que había dormido en mi closet. Le dije “voy a quitar las herramientas de ahí para que estés más cómodo”.

En los sueños todos los personajes son representaciones de uno mismo, sin duda.

Mi hermana se lastimó la pierna y no puede manejar. Caminé hasta su casa y luego traje a la familia a la casa en su coche. “Espero que estén confesados”, dije “tiene ocho años que tomé mi curso de manejo en un estándard, y no he vuelto a manejar desde entonces”. El coche se me apagó varias veces, pero llegamos sin incidentes.

Vi con mi madre dos episodios de la serie de Hernán [Cortés]. Lo disfrutamos mucho. Está sorprendentemente bien apegada a los hechos históricos, con dos o tres licencias románticas de poca importancia. Cortés es considerado un villano en la historia de México, y me da gusto que una serie mexicana lo coloque en el arquetipo indicado (un diplomático increíblemente tenaz). El que quizás está mal representado es Pedro de Alvarado al que pintan como un ersatz-vikingo volátil, cuando sus descripciones son como un tirano de gran porte, psicópata y sanguinario. Un retrato de él dice más que mil palabras:

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