Estoy pasando Blank Page de vanilla javascript a Svelte.
Ahora que lo escribo en español, se me hace rarísimo que en inglés vainilla sea sinónimo de algo sin sabor! De dónde vendrá esto, habrá que investigarlo:
How vanilla became shorthand for bland
TL;DR; el sabor a vainilla que conocemos es artificial y los estadounidenses se lo echan a casi todo. Una traducción al español mexicano quizás sería javascript picante o javascript limón. En España quizás sería javascript oliva o javascript jamón.
Hablar de los aspectos técnicos de los proyectos ya no me parece interesante, pero me confronto a un mes y medio de trabajo netamente técnico. Estoy debatiendo si es necesario escribir acerca de ello. Ya lo hice antes durante los tres meses que me tomó programar el Juego Booleano, y cuando he vuelto a leer lo que escribí, lo único interesante es lo que no es técnico.
Pero el trabajo técnico provoca ciertas cosas que son interesantes de registrar. Tengo la certidumbre que me causa una especie de autismo, el mundo material se me desvanece y descuido la casa. Mi alimentación se orienta a la practicidad, que en mi caso significa alimentarme casi exclusivamente a base de tacos de carne asada, y comer de pie, directo del sartén.
El mundo se vuelve casi enteramente mental, y escucho voces casi de una forma esquizofrénica. Me murmuro cosas y me tengo discusiones imaginarias en la cabeza. Me olvido de lavarme los dientes. Me surge una bipolaridad por horas: concentrado soy el Gran Arquitecto y programo improvisando como pianista de jazz, disperso soy el esclavo que sólo avanza a fuerza del látigo y que resiente a su amo.
Para escapar de esta locura estoy saliendo a pasear con Nina. He desistido de intentar trabajar al aire libre. Lo sabía desde que iba a trabajar a las piscinas durante el verano en Madrid, no se puede hacer otra cosa mas que contestar correos o completar pendientes de poca importancia. No tiene caso, mejor estar presente.
Hoy he pasado un buen rato en el terreno detrás de la casa, quitando hierba mala. Es buena terapia para la costosa aventura de programar. No digo que no me guste, sino que pago un costo al pasar tanto tiempo dentro de mi cabeza, y más cuando no tengo acceso al gimnasio ni al yoga, con lo que normalmente balanceo estos demonios.
Pues sí, quizás sea bueno escribir acerca de las polaridades entre la mente y el cuerpo y su función en el trabajo.