Ayer resucité el proyecto de Method Draw en GitHub. La última vez que lo toqué seriamente fue hace unos seis años, y lo recordaba mucho más esotérico de que lo en realidad es.
Lo reestructuré completamente para establecer un nuevo método de compilación, pues el anterior se hacía mediante un Makefile, y aunque muchos programadores de la vieja escuela me dicen que esta es la forma correcta de hacerlo, es un poco como decir que la forma correcta de vestirse es yendo al sastre a que le hagan a uno un traje a la medida.
Los pormenores de esta tarea provocarán lágrimas de aburrimiento en el lector. Basta decir que quité todo lo que no servía, actualicé algunas imágenes para dar soporte a monitores retina, y eché un ojo a algunas pull requests que me habían hecho hace años para rescatar alguna cosilla de utilidad, cerré issues que me parecían irrelevantes, y pulí el readme.
Lo más difícil fue evitar meter la mano en la caja de pandora. Hay miles de cosas qué resolver en este repositorio, pero no puedo comenzar algo que no voy a terminar. Mi tarea es muy específica: dejar todo listo para hacer una modesta personalización para un cliente. Al cliente le dije que esta tarea de resucitación no se la iba a cobrar, que es un poco como la tarea de arrancar un tractor viejo, pero lo que se cobra es la tarea del arado.
En el ámbito personal percibo un profundo deseo de caminar macerándose. Echo de menos España de una forma muy peculiar, estoy viendo la serie de Hernán y cuando veo imágenes de España me surgen recuerdos de tanta inspiración que sentía en mis caminatas, pero cuando las proyecto en México no puedo evitar sentirme algo ridículo. El ser extranjero te da cierta licencia (auto-impuesta) a comportarte de forma excéntrica, pero cuando me imagino caminando en México, esa excentricidad se manifiesta más bien como ridículo. Es una cosa bien curiosa.
A fin de conectar mis caminatas en España con mis futuras caminatas mexicanas, estoy jugando con la idea de completar la Ruta de Cortés, y caminar desde la costa del Golfo de México hasta la Ciudad de México. No hay un camino trazado como tal, pero encontré un libro en formato de PDF de un profesor de la UNAM que lo recorrió a pie, y este precedente me facilita muchísimo la tarea.
Por la situación actual del virus, y la temporada de lluvias, lo más temprano que podría comenzar este viaje sería en noviembre, pero quizás sea mejor pensarlo para inicios del 2021. Como este no es un camino de Santiago con albergues, tendría que prepararme mejor. Hay mucho tiempo. Veremos cómo madura este anhelo.